jueves, 7 de agosto de 2008

una obstinada historia (no. 22)

me gusta la gente obstinada
me gusta la gente obstinada cuando cuenta historias
me gusta más cuando las escribe

hace tiempo que escribo porque hay una sola cosa, solamente una, que quiero decir. me gustaría seguir escribiendo, sea como sea, hasta que me canse de repetirla.
este libro es el principio de esta historia obstinada.

así describe Banana Yoshimoto (su "verdadero" nombre es Maoko) su escritura
y no hacen falta más razones
el principio de su historia obstinada se guarda bajo el título de Kitchen
en ella encuentro también ese neutro desencanto de la literatura japonesa que no deja de sorprenderme y que va envolviendo los detalles más sugerentes de una historia sencilla con la suavidad de la tristeza
con lo incomprensible de la soledad

la felicidad es vivir sintiendo, lo menos posible, que el hombre, en realidad, está solo
dice Mikage Sakurai
la joven huérfana desde cuya voz fluyen, como retratos pequeños, la muerte de la abuela, la mudanza a la casa de los Tanabe, las conversaciones con Yuichi y la extraña fascinación que Mikage siente por las cocinas
¿por qué amo tanto las cosas de la cocina? es extraño. las quiero como un anhelo lejano grabado en la memoria de la mente. cuando estoy aquí, todo regresa al punto de partida y hay algo que vuelve a mí.
pero sobre todo
sus intentos por ir construyendo una imagen de la muerte y de la soledad (que ante ella se erigen con una semejanza inexplicable) matizada con los destellos que de pronto surgen entre sus sueños, desde los utensilios de la cocina, en el perfume impregnado de las personas ausentes, en el verdor arrogante de las plantas, en lo que queda cuando parece que todo se ha ido

la habitación estaba tan silenciosa que no se sentía el tiempo que marcaban los segundos. reinaba una atmósfera inmóvil que me hacía sentir culpable de que sólo yo viviera y me moviese. una habitación siempre es así después de que alguien haya muerto.

ni la vida ni la muerte están para ser explicadas
Mikage lo sabe y encuentra en la comida japonesa un sentido exquisito con el cual delinear esa imagen suya tan desvanecida por lo irremediable

así conocí las cosas agradables y ya no pude volver atrás.
quiero seguir sintiendo a toda costa que algún día he de morir.
de otro modo no sentiría que estoy viviendo. por eso, mi vida es así.
citas tomadas de kitchen de banana yoshimoto, tusquets editores, 1994
imagen de ichiro tsuruta

2 comentarios:

Soma dijo...

Hola Karla, no tengo tu msn, pero quiero comentarte que me gustaría que colaboraras con la revista Soma, Arte y Cultura, para el número de septiembre con algo de creación, de ser posible, dos poemas de tu autoría.
Me dijeron que estás en Mérida, a ver si se reúne la RLS para que nos veamos todos.
www.revistasoma.blogspot.com

Si decides aceptar, puedes contactarme al correo somaculturarte@gmail.com o a mi msn sementalitaliano@hotmail.com

Saludos y que estés bien,
Ricardo E. Tatto

Unknown dijo...

Hola Karla, soy Jorge Castillo, navegando por la red, me encuentro con este blog y pues con la sorpresa que eres toda una escritora, que padre por ti, ya hace algunos ayeres que no nos vemos.

Siguele así y echale ganas...

Te dejo mis datos
jorge_castillo_cabrera@hotmail.com
jcastillocabrera@gmail.com