los ojos muy abiertos
devorando diálogo tras diálogo
las últimas hojas parecen disolverse entre mis dedos sin poder llegar a lo definitivo
el bibliotecario me ha repetido más de una vez que están a punto de cerrar
la lluvia torrencial se estrella contra los amplios ventanales del segundo piso
como queriendo averiguar también qué sucede al final...
salgo de la biblioteca sin hacerle tanto caso a la lluvia
en mi cabeza se agolpan imágenes imprecisas
pero todas latiendo bajo el mismo título:
"higiene del asesino"
higiene del asesino
de Amélie Nothomb
son imágenes saturadas
de una violencia intelectual
todo se tiñe de una brutalidad cada vez menos sutil
recuerdo las palabras
frases pronunciadas por el premio nobel de literatura Prétextat Tach:
octogenario
obeso
misógino
solitario
obeso
violento discursivo
brillante
soberbio
obeso
confinado a una silla de ruedas
(debido a su obesidad)
prepotente
megalómano
inteligente
misántropo
y
obeso
todo en mi mente son preguntas y respuestas
las preguntas de los cinco reporteros seleccionados para entrevistar al gran escritor
pronto a morir a causa de un cáncer extraño
imagino a los reporteros
estúpidos
impertinentes
ingenuos
audaces
indiscretos
presuntuosos
estúpidos
desfilando ante el premio nobel
con su inepta juventud a cuestas
recuerdo las respuestas de Tach
lanzadas a su objetivo con un filo voraz
con un humor irresistible
la lluvia me golpea
como las frases del viejo obeso debieron haber golpeado a los reporteros
de forma limpia
limpísima
con todo el poder de las palabras precisas y justas
-la proporción es aniquiladora-
pienso otra vez en el título de la novela
higiene
del
asesino
y la cabeza se me llena de violencia real
entonces llamada Guerra del Golfo
de violencia intelectual
traducida en la parafernalia literaria de etiquetas y categorías
en los círculos seudointeletuales donde cada cual se disputa un lugar
a cuesta de cualquier cosa
en la lectura torpe
donde al cerrar el libro nada se ha comprendido
y todo se ha olvidado
pienso en la buena fe y en la mala fe
de las que tanto hablaba Tach inspirado en sus diálogos (¿imaginarios?) con Céline
intento asimilar esa generosidad extrema
ese envenenamiento de las palabras/del alma/del espíritu
en beneficio del prójimo
considero por un momento la idea del asesinato:
evitarle al otro/la otra toda una vida de abyección
todos somos asesinos
sobre todo los escritores
especialmente los premio nobel
asesinamos a los demás
todos los días
los olvidamos/nos son indiferentes
el olvido es un mar gigantesco
en el que sólo navega un gran buque que es la memoria
y de él arrojamos cualquier nombre
cada día:
insistía el viejo escritor obeso, quizás ya muy exasperado
pero no es sólo el olvido
es
al menos en Prétextat Tach
una exquisita misantropía
en contraste y complemento con su obesidad
y detrás de ambos
el peculiar y a veces terrible secreto que todos tenemos
o inventamos
después de la higiene del asesino
sigo caminando bajo una lluvia que empieza a ceder
pero dentro de mí, la tormenta de dudas se desata:
¿dónde estoy parada entre la buena y la mala fe?¿cuántos nombres se suman a mi lista de olvidados?¿qué tanto de lo que leo, lo leo sin leer?¿cuál es mi secreto (inventado o no)?
"la higiene del asesino" es la primera novela de amélie nothomb, publicada en francés en 1992 y traducida al español en 1996
imagen: "hombre contemplando" de rufino tamayo
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