la historia es sencilla: hanako y yoshida se reeencuentran, identifican los abanicos que mucho antes habían intercambiado y recuperan su amor
yukio mishima vuelve a la historia de hanako la mujer del abanico, pero ahora la recuerda triste, en una eterna espera
en espera del amor y la llegada de yoshio
jitsuko: "triste amor de una loca. es la estación x de la línea inogashira... en un asiento de la sala de espera de la estación x puede verse todos los días, con sol o con lluvia, a una loca hermosa que lleva un abanico en la mano [...]"
hanako sabe que vive para esperar mientras el resto de los rostros humanos desfilan ante ella
como llevando máscaras vacías
como recreando la muerte
la muerte que es esperar
hanako: yo nací para esperar, ¿no es cierto? [...] mi cuerpo está lleno de esperas. a las flores del atardecer les llegan las tinieblas de la noche; a las flores de la aurora les llegan siempre las mañanas; pero yo espero; sí, espero, y mi cuerpo está lleno de hojas de pino que me lastiman. los hombres, ¿no viven esperando y haciendo esperar? (señala su cuerpo con el dedo) ¿este es mi cuerpo? ¿soy una ventana que no se cierra? [...] ¿se pude vivir sin dormir? ¿soy una muñeca que no duerme?
el sueño no anula la espera
la prolonga
el desencanto vertido por mishima suspende el tiempo
y por momentos un dejo de esperanza pareciera asomar a través de la ventana del cuerpo de hanako
hanako: así pareceré una pequeña isla que está durmiendo
[...] en esa isla la luna sale de día y el sol ilumina en la noche, y de nada sirve el reloj. yo también desde hoy tiraré el reloj.
jitsuko (desalentada): ¿por qué?
hanako: así ya nunca más saldrá el tren.
sin embargo, la fatalidad termina imperando
en toda posible alegría subyace el juego de la fortuna
el juego de la mirada -con su sordera y sus atragantos-
y el peor de todos: el juego de la memoria
yoshio regresa
pero él también es una máscara sin vida reclamando el amor de la loca del abanico,
quien lo despide sin reconocerlo
hanako -cualquiera- moriría si dejara de esperar
hanako (jugando nuevamente con el abanico):
hay que esperar... esperando, esperando... y así termina el día.
jitsuko: tú esperas... yo no espero nada.
[...]
hanako: yo espero... así el día de hoy también termina...
jitsuko (relampagueándole los ojos): ¡oh, maravillosa vida!
telón
todas las citas fueron tomadas de "la mujer del abanico" en "la mujer del abanico y seis piezas del teatro noh moderno", versiones de yukio mishima, buenos aires: la mandrágora, 1959
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