domingo, 20 de mayo de 2012

salvo la tentación (no. 58)


Como introducción a su ¿Hay vida en la tierra? (Almadía 2012), recopilación de cien historias publicadas en columnas de diversos periódicos, Juan Villoro habla de la necesidad de un periodismo que apele a la tentación del lector, a esas historias de “antojo” que “encandilan con algo que podríamos ignorar”. Más allá de la información necesaria sobre política, economía, sucesos de interés general y demás, los diarios deberían incluir esas piezas de los “periodistas de tentación” donde se recupera y adereza la vida cotidiana, y posteriormente es leída por el puro placer de acceder a un espacio privilegiado de belleza.
Creer que hay belleza en el más nimio detalle o coincidencia que nos depara el andar de todos los días, es creer que aún hay algo de esperanza en lo que hacemos; reconocerla en sucesos extraordinarios, históricos, surgidos de la inconformidad y la voluntad para cambiar el curso de un país en agonía, es comprobar que todavía tiene sentido congregarnos por un bien común con la esperanza de que el estado de cosas seguramente va a cambiar. “En una época de simulacros, marcada por la televisión, el universo digital y otros filtros, de pronto algo es misteriosamente real”, continúa Villoro, y ese algo real lleno de misterio es lo que queda palpitando mucho tiempo después de haberlo descubierto.
La marcha antiEPN llevada a cabo ayer sábado 19 de mayo en el zócalo capitalino, fue histórica, extraordinaria y bella en muchos sentidos. No fue sólo una congregación multitudinaria de personas en abierta oposición a que el candidato por el PRI, Enrique Peña Nieto, ocupe la presidencia, sino una celebración del poder de la gente, del sentido del humor y la ironía, del simbolismo implícito en caminar todos juntos desde el corazón del país hacia un mismo fin: el Ángel de la Independencia. No es que la nota trágica hubiera estado ausente, al contrario, múltiples mantas, pancartas, lonas impresas, camisetas y una pantalla gigante, estaban ahí para dar cuenta de que después de todo, sí somos un país con memoria, que tiene muy presentes episodios tan terribles y doloroso como Tlatelolco y Atenco, como los miles de torturados, asesinados y desaparecidos de la actual y absurda guerra contra el narcotráfico. Digo celebración como digo exhibición pública y crítica (pero también llena de algarabía) de la corrupción, la mentira, la represión y la hipocresía de un partido y un candidato que aspiran llegar pronto al poder a través de la promoción, por demás deleznable, de unos medios de comunicación igualmente corruptos y censores. Digo celebración, como digo reunión festiva, en este caso, de miles de personas dispuestas a no creer más en las imágenes de plástico de las televisoras oficiales, en las encuestas vendidas y las promesas huecas de campaña.
Algo se volvió misteriosamente real el día de ayer, algo que tiene que ver con la expresión de una voluntad colectiva y genuina, llena de la creatividad de un sector de la sociedad que ha decidido asumir su papel dentro de ella y expresarse con una de las mejores armas contra la imposición y el autoritarismo: el sentido del humor. Por eso, después de la marcha entre el zócalo capitalino y el Ángel, quedan palpitando los signos, las palabras, las risas, las miles de voces:
“Peña el que no brinque”, “Encuestas vendidas, Peña no va arriba”, “Yo leo, no veo Televisa”, “No más PRI”, “Gaviota, tu esposo es un idiota”, “Ni un voto, PRI=PAN”, “Yo no vine por mi torta, vine por mis huevos”, “EPN ¡NO!”, “Ni un voto al PRIAN”, “Yo leo, no veo Televisa”, “Se ve, se siente, Enrique es delincuente, se ve, se nota, su cola de ratota, no lee y se nota, Peña miente es un idiota, Peña no cumple”, “Ni panista ni perredista. Soy mexicana y conozco la historia. No a EPN”, “Voto informado, no manipulado”, “Peña Nieto, México no te quiere”, “NO + PRI”, “EPN, gobernar México no es una telenovela”, “EPN: la prole no te quiere”, “Peña, cae bastardo”, “Este señor tiene derecho a no leerme, a lo que no tiene derecho es a ser presidente a partir de la ignorancia” (lema junto a una imagen de Carlos Fuentes)…
Y a la par con las voces, las imágenes: ratas gigantes con el rostro de Carlos Salinas o Enrique Peña Nieto, un títere de EPN manipulado por Salinas, un copete atravesado por la línea roja diagonal de está prohibido, camisetas blancas y negras con “NO + PRI” o “Peña no cumple” en las espaldas, máscaras de Guy Fawkes cubriendo los rostros de los manifestantes, cartulinas con mensajes diversos: “Yo sí tengo memoria: Tlatelolco, Acteal, Aguas Blancas, Devaluación 1994”, “No le regales tu voto a Peña Nieto, mejor regálale un libro”, “Soy Cecilia F. Soy desempleada. Me niego a aceptar la realidad maquillada que quieren imponer las televisoras”, “Me comprometo a madrearte como a los de Atenco”…
Esta mañana, la prensa muestra diversos aspectos de la marcha antiEP. La cifra de asistentes a la del zócalo capitalino oscila, según la versión que se consulte, entre los 10 mil y los más de 40 mil asistentes. No han faltado los encabezados que han tendido a politizarla (“Llama Josefina a tomar las calles contra Peña Nieto” del Milenio) o minimizarla relegándola a espacios menos protagónicos en sus páginas (véase p.e. la edición de este domingo del Diario de Xalapa). Por fortuna e independientemente de los medios oficiales, sobreviven y se difunden sin censura cientos de videos y fotografías de quienes tuvimos la oportunidad de estar ahí. Creo en esas imágenes y en todo lo que misteriosamente pueden convertir en real, pues como afirma Wilde, como asume Villoro, “puedo resistirlo todo, salvo la tentación” de hablar de su belleza y compartirla con otros, en este caso como una historia que encandila pero no puede ser ignorada.
México, D.F. 19 de mayo
Xalapa, Ver. 20 de mayo


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