En la
mitología nórdica, Odín era el soberano que reinaba sobre Asgard, el hogar de
los dioses, y se le representaba como un personaje solemne y distante en cuyos
hombros se posaban dos cuervos: Hugin (pensamiento) y Munin (memoria), que
volaban todos los días alrededor del mundo para llevarle a Odín noticias sobre
el proceder de los humanos (Hamilton 397). A pesar de su superioridad, Odín
siempre quería aprender cada vez más, por eso “descendió al Pozo de la
Sabiduría guardado por Mímir el sabio, para rogar que le concediera un sorbo, y
cuando Mímir contestó que debía pagar por ello con uno de sus ojos, accedió (Hamilton
397-398). Por la misma razón se sometió a una prueba peculiar a fin de penetrar
en el misterio de las runas. A lo largo de nueve noches se colgó de cabeza de
un árbol, dejando su cuerpo, ya herido por una lanza, a merced del viento. La
entrega de Odín al dolor inherente a estas pruebas era voluntaria e implicaba
no sólo el deseo de adquirir sabiduría, sino la profundización en un
conocimiento sobre sí mismo: Odín se entrega a Odín (yo a mí mismo), según
leemos en Odin’s Rune-song:
I know
that I hung,
on a
wind-rocked tree,
nine
whole nights,
with a
spear wounded,
and to Odin offered,
myself to myself;
on that
tree,
of which
no one knows
from what
root it springs.
Bread no
one gave me,
nor a
horn of drink,
downward
I peered,
to runes
applied myself,
wailing
learnt them,
then fell down thence (80-81).
La prueba de Odín implica ante todo
un sacrificio voluntario a sabiendas de que, una vez superados el dolor y el
tiempo de aislamiento, el dios saldrá renovado, con un nuevo conocimiento de
las cosas y de sí. Este crecimiento individual se manifestaba también en la
generosidad de Odín, pues no se guardaba lo aprendido, sino que lo compartía
con dioses y hombres por igual.
El arcano mayor del Colgado en el
Tarot es uno de los más complejos simbólicamente, y es el único representado de
modo explícito por un dios identificable: Odín. El episodio de Odín colgado del
Árbol del Mundo durante nueve días entraña la importancia de la quietud a pesar
del dolor; es una búsqueda estática en donde el viaje a llevar a cabo debe ser
al interior. De acuerdo con el Tarot de Waite ésta es la carta de la paradoja
(92), pues representa la acción estática de Odín que, a diferencia de los
personajes de otras culturas que se encuentran también en una búsqueda del
conocimiento, él es el único que procura la quietud para llegar a él y no el
viaje o la aventura.
Si nos remitimos al Tarot de Marsella o Tarot
de los Bohemios de Papus, veremos que El Colgado guarda muchos otros significados.
La letra hebraica correspondiente a este arcano es la “lamed” y representa el
brazo, es decir, “designa cualquier cosa que se eleva, se extiende o se
despliega, como el brazo. Es el signo del movimiento expansivo. Este signo se
aplica a todas las ideas de extensión, ocupación y posesión. Finalmente es la
imagen del poder que resulta de la elevación” (154). Su correspondiente
astrológico es el signo zodiacal Libra y por eso, agrega Papus, el Colgado
sintetiza la necesidad de una fuerza equilibrante entre necesidad y libertad (caridad,
gracia: potencia conservadora del amor), entre poder y coraje (prudencia: la
experiencia adquirida, el saber) (156). En su tratado, Papus identifica un
sentido más específico en el sacrificio de Odín, pues ve cómo responde a la
lógica de la revelación divina a la humanidad: “la ley revelada conlleva la
idea de castigo para todo aquel que la viole, o la elevación para aquél que la
comprende; por lo tanto le corresponden los conceptos de castigo, de muerte
violenta, voluntaria o no” (156).
A la par con lo anterior, al Colgado
le corresponde el número doce dentro de los Arcanos
Mayores. Según la versión
del Tarot de Marsella de White, “el doce ha sido siempre el número de las
divisiones espacio-temporales […] El hecho de que el doce esté formado por dos
veces seis nos indica que en el camino de la evolución hacia niveles superiores
las pruebas no pueden ser evitadas. Sólo quien ha pasado por el sacrificio y el
sufrimiento podrá llegar a la sabiduría, a la paz, la serenidad, la sencillez y
la humildad” (White 70). Por esto también la postura del Colgado es de
importancia, no sólo por encontrarse de cabeza pendiendo de un solo pie, sino
porque se le suele representar con las manos atadas a la espalda, lo cual
implica también una renuncia a actuar y una entrega a contemplar el mundo desde
una perspectiva completamente distinta. Su cuerpo se encuentra vulnerable, pero
de esa vulnerabilidad es de donde toma la fuerza para superar su prueba (Waite
92). A pesar de la incomodidad o el dolor, el semblante del Colgado suele estar
sereno, aun a veces sonriente; en algunas barajas incluso se le traza un halo
de luz en torno a la cabeza, para recordar esa imagen del dios que se sacrifica
a sí mismo a fin de resurgir renovado, con un conocimiento más profundo de las
cosas. “El sacrificio que hizo fue su libertad y su poder en el mundo físico; a
cambio se le otorgó libertad y poder reales en el plano espiritual. Abandonó
sus antiguas formas de búsqueda y ahora es el afortunado poseedor de nuevos
ojos” (Waite 92).
Siguiendo esta línea del plano de lo
espiritual, el autor anónimo de Los
Arcanos Mayores del Tarot destaca varias facetas que identifican el arcano
del Colgado con su idea de hombre espiritual. Para este autor, la postura
invertida también se encuentra cargada de significados que tienen que ver con el
mundo de lo divino y el de lo terrenal, esto es que “su voluntad está ligada al cielo y se halla en contacto inmediato con
el mundo espiritual, sin mediación del pensamiento y sentimiento”, mientras que
su “querer sabe cosas que la cabeza,
su pensamiento, todavía no sabe, de suerte que el futuro –los designios
celestiales para el futuro- obra en su voluntad y por medio de la misma más que
la experiencia y memoria del pasado” (351). De acuerdo con este estudio el
hombre espiritual es considerado como el hombre del futuro, en la medida en que
su voluntad está regida por una causa final, superior. Se trata de un individuo
que aspira a lo elevado, aunque no sepa a ciencia cierta cómo llegar a ello, es
aquel “cuya voluntad está en lo alto, por encima de las potencias de su cabeza:
pensamiento, imaginación y memoria. […] En él, la voluntad asume el papel de estimulante y educador respecto al
sentimiento y el pensamiento. Empieza por actuar, luego desea, a continuación
siente el valor de su acto y por último, lo comprende” (351). Esta comprensión
final es la que hace del Colgado, una vez superada la prueba, un ser también
espiritual que ha alcanzado un conocimiento ulterior sobre sí mismo y lo demás.
Otra asociación derivada del número
doce tiene que ver con el zodiaco. En el Tarot de Marsella, El Colgado se
encuentra en medio de dos troncos de los cuales surgen seis ramas cortadas de
cada lado. Las doce ramas sintetizan el poder de acción e influencia de los
signos del zodiaco, y se encuentran cortadas porque, al igual que el Colgado,
están en un momento de suspensión de la acción, aunque su esencia y poder
siguen ahí latentes (361).
Más que destino funesto o presagio
de terribles acontecimientos y padeceres, el Colgado
sintetiza la conexión inherente del género humano con lo divino, con esas
esferas superiores que no siempre comprendemos, pero a las cuales siempre hemos
tenido la necesidad de acceder. Desde que el hombre es hombre, el sacrificio ha
sido requisito indispensable para llegar al conocimiento, para no quedarnos con
la inmediatez que nos ofrece el mundo, para ir más profundo al interior de
nosotros mismos.
Bibliografía
Balthasar, Hans Urs von. (Introd.). Los Arcanos Mayores del Tarot.
Barcelona: Herder, 2003.
Hamilton, Edith. Mitología. Todos los relatos griegos, latinos y nórdicos. Madrid:
Turner Publicaciones, 2008.
Papus. Tarot
de Marsella. (Tarot de los Bohemios). México: Berbera, 2008.
Sharman-Burke, Juliet y Liz Greene. El Tarot Mítico. Una nueva vía a las cartas
del Tarot. Madrid: EDAF, 2005.
Waite, Edith. El Tarot universal de Waite. Málaga: Sirio, 2006.
White, Julian M. El Tarot de Marsella. Málaga: Sirio, 2007.
The
Poetic Edda. Traducción del islandés antiguo de Benjamin
Thorpe. Michigan: The Northvegr Foundation Press, 2004. Consultar en línea en:
http://www.heathengods.com/library/poetic_edda/ThorpeEdda.pdf
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