martes, 4 de marzo de 2008

compañeros de viaje (no. 7)

¿Por qué tenemos que quedarnos tan solos? Pensé. ¿Qué necesidad hay?... ¿Se nutre acaso el planeta de la soledad de los seres humanos para seguir rotando?... Las estrellas visibles permanecían inmóviles, cada una en su lugar, como clavadas en el cielo. Cerré los ojos, agucé el oído y pensé en los descendientes del Sputnik que cruzaban el firmamento teniendo como único vínculo la gravedad de la tierra. Unos solitarios pedazos de metal en la negrura del espacio infinito que de repente se encontraban, se cruzaban y se separaban para siempre. Sin una palabra, sin una promesa.
sputnik, mi amor
h. murakami
la ironía da lugar a las imágenes más sugerentes
(poe -edgarallan- habla de lo sugerente como de una corriente subterránea de sentido)
la imagen y el sentido del sputnik
el sputnik de haruki murakami para quien la ironía reside en nombrar "compañero de viaje" a un trozo de metal condenado a flotar en el espacio indeternimadamente y en el que encuentra la tristesublime condición de incomunicabilidad humana
decir sin -poder- decirlo todo
distancia que a veces se suple con una mirada
con una palabra una promesa
distancia irreductible en el largo laberinto de la pérdida
donde la impresión de mirarmos hechos trozos metálicos
nos impide dejar de flotar
para siempre
con la vaga esperanza de volver a co-incidir

pero también propone el otro camino
el de la escisión:
algo se detiene una cosa se rompe
una muerte nos trunca algo deja de ser siendo
el amor empieza a ser arrasando con todo
y entonces nos dividimos:
perdemos la voz la vista el hambre las ansias (de)
nuestro cabello se torna completamente blanco de un día a otro
pareciera que habitamos en el -en-sueño de la noche del deseo
en la noche de nuestro infierno
y continuamos transitando por este espacio negro
siendo apenas una mitad/la parte de una parte de lo que pensábamos ser
mientras que la otra permanece atascada en ese limbo sin nombres

otras veces, las menos,
nos perdemos para siempre (como en el caso de sumire, la heroínaquenoestal en la novela de murakami)
desaparecemos como el humo
sin dejar ni el más mínimo rastro
sin notas de adiós ni cuentas
sin suspiros
nos elevamos en un instante
atravesando/rompiendo
las paredes que nos aislan en este lado de insuficiencia
para habitar ese otro lado de una forma absoluta

yo sólo recuerdo a sumire
a quien en cierto modo admiro por haberlo logrado
mientras -adquiero el atrevimiento- permanezco de este lado
esperando encontrar otros trozos de metal
con quienes seguir esa corriente subterránea de sentido que reside en asumirnos como "compañeros de viaje"

2 comentarios:

Raúl H. Pérez dijo...

Lo que son las cosas, en el último número de La Mosca, hay un artículo sobre Murakami. Poco tiempo tiempo después vi un libro suyo en la librería de Conaculta.

No es caro, aunque tengo ya una lista de varios libros para leer.

Sin lugar a dudas es un libro que habré leído al terminar el año.

Que estés bien.

Sory dijo...

Me encanta leerte, como siempre...