lunes, 24 de marzo de 2008

deseo de mar (no. 9)

la ternura es una flor que me distingue
en instantes memorables
de los que no existe el recuerdo.
¿cuándo conocí el mar?
crónica 2*

apenas hoy aprendí que la música del mar es el suspiro último de las olas
su armonía nace de esas muertes
cementerio de olas es el mar
frente a él re-tomo-conozco los versos del primer libro de crónicas, en cuya segunda parte (visión de asas) víctor manuel cárdenas tiende un soplo de vida
-extraña y nueva-
a los diversos estadios del ser enfrentado a los misterios marinos de la infancia
los reencuentros filiales
la hipnótica contemplación de lo erótico
la ancestral/terrible conciencia del mar
cuando digo mar
no sé si es tu cara
o tu espalda.
(
crónica 5)
el mar
yo podría repetir su nombre por siempre
vierte su aliento sobre el cuerpo en semilla
que habrá de brotar -como fuente de luz-
na-ser
en que también regresaremos a comprobar que "la infancia es una escalera"
[...]
lo escribió mi padre
con voz
de quien se sujeta
a la muerte.
pregunté: "¿sube o baja?"
abrió los ojos y murió
como quien da vuelta a una página.
(crónica 3)
a las preguntas tempranas vienen las otras preguntas
con algo del desencanto de lo que se asoma a su ocaso
hace tiempo que arde en mí
un silencio que rueda
y los pasos de una estación
robada por la lluvia
¿qué es lo que perdí?
(crónica 7)
pero también viene el cuerpo:
mar contenido en fabulosa red de manos infinitas
juego mortal de malabares
-quizás la red del otro espere abajo-
juego en estas playas
gozo del aire
me baño de hermosura y salud
morena
corro embriagada de bienestar:
el mar me hechiza.
crónica 7
luego del cuerpo, el descanso
y a pesar de él, la invencible búsqueda
(yo te sigo buscando, mar, y salgo de mi infancia
para buscar tu casa)

(crónica 5)
el final es siempre el mismo: inicio y perpetuación
hoy, arena, contemplo el mar
y todo empieza.
(final)
yo también he vuelto al mar.


*todos los poemas han sido tomados del "primer libro de crónicas" de víctor manuel cárdenas publicado por la editorial katún en 1983

viernes, 7 de marzo de 2008

el poema el cuento la canción (no. 8)


para lulú:
todo esto es su culpa


de alguna manera todo regresa y vuelve a ser
desde hace varios días llevo un verso en la memoria
como un sueño persiguiéndome
con su terca aliteración

vendrán lluvias suaves

primero fue sólo un nombre
luego fue cuento
luego poema
por último una canción:
la misma lluvia siempre reciclada

el cuento

hoy es cuatro de agosto de dos mil veintiséis
no habrá que esperar demasiado (¿cuánto es de-más-iado?)
para llegar al día del fin de los días tan agudamente propuesto por bradbury-ray en las crónicas marcianas
ese cuatro de agosto se desenvuelve cálida/casiantiguamente
como un campo de batalla milenario
olvidado apenas ayer
este cuatro de agosto es servil a su cotidianidad
es íntimo en su rutina
único por definitivo
y atravesado por unos sencillos versos
de sara teasdale (1888-1933):

el poema
vendrán lluvias suaves y olores de la tierra,
y golondrinas que girarán con brillante sonido;
y ranas que cantarán de noche en los estanques
y ciruelos de tembloroso blanco,
y petirrojos que vestirán plumas de fuego
y silbarán en los alambres de las cercas;
y nadie sabrá nada de la guerra,
a nadie le interesará que haya terminado.
a nadie le importará, ni a los pájaros ni a los árboles,
si la humanidad se destruye totalmente;
y la misma primavera, al despertarse al alba
apenas sabrá que hemos desaparecido.

quizás ese día
cuatro-de-agosto-con-lluvias-suaves-del-dosmilveintiséis
nació alrededor de 1920 en nueva york
tal vez fue sólo la imagen de un futuro divorcio
de un pequeño mal cada vez menos pequeño
de un certero suicidio con el que teasdale se asume primavera

la canción
hoy tan popular que ha llegado a saturar a más de una/o
yo la disfruto a ratos
sobre todo estos últimos días en que he silenciado los ruidos del mundo

martes, 4 de marzo de 2008

compañeros de viaje (no. 7)

¿Por qué tenemos que quedarnos tan solos? Pensé. ¿Qué necesidad hay?... ¿Se nutre acaso el planeta de la soledad de los seres humanos para seguir rotando?... Las estrellas visibles permanecían inmóviles, cada una en su lugar, como clavadas en el cielo. Cerré los ojos, agucé el oído y pensé en los descendientes del Sputnik que cruzaban el firmamento teniendo como único vínculo la gravedad de la tierra. Unos solitarios pedazos de metal en la negrura del espacio infinito que de repente se encontraban, se cruzaban y se separaban para siempre. Sin una palabra, sin una promesa.
sputnik, mi amor
h. murakami
la ironía da lugar a las imágenes más sugerentes
(poe -edgarallan- habla de lo sugerente como de una corriente subterránea de sentido)
la imagen y el sentido del sputnik
el sputnik de haruki murakami para quien la ironía reside en nombrar "compañero de viaje" a un trozo de metal condenado a flotar en el espacio indeternimadamente y en el que encuentra la tristesublime condición de incomunicabilidad humana
decir sin -poder- decirlo todo
distancia que a veces se suple con una mirada
con una palabra una promesa
distancia irreductible en el largo laberinto de la pérdida
donde la impresión de mirarmos hechos trozos metálicos
nos impide dejar de flotar
para siempre
con la vaga esperanza de volver a co-incidir

pero también propone el otro camino
el de la escisión:
algo se detiene una cosa se rompe
una muerte nos trunca algo deja de ser siendo
el amor empieza a ser arrasando con todo
y entonces nos dividimos:
perdemos la voz la vista el hambre las ansias (de)
nuestro cabello se torna completamente blanco de un día a otro
pareciera que habitamos en el -en-sueño de la noche del deseo
en la noche de nuestro infierno
y continuamos transitando por este espacio negro
siendo apenas una mitad/la parte de una parte de lo que pensábamos ser
mientras que la otra permanece atascada en ese limbo sin nombres

otras veces, las menos,
nos perdemos para siempre (como en el caso de sumire, la heroínaquenoestal en la novela de murakami)
desaparecemos como el humo
sin dejar ni el más mínimo rastro
sin notas de adiós ni cuentas
sin suspiros
nos elevamos en un instante
atravesando/rompiendo
las paredes que nos aislan en este lado de insuficiencia
para habitar ese otro lado de una forma absoluta

yo sólo recuerdo a sumire
a quien en cierto modo admiro por haberlo logrado
mientras -adquiero el atrevimiento- permanezco de este lado
esperando encontrar otros trozos de metal
con quienes seguir esa corriente subterránea de sentido que reside en asumirnos como "compañeros de viaje"