miércoles, 11 de junio de 2008

salomé/salomé (no. 17)

una de las versiones más poéticas de salomé
la re-encuentro a finales del siglo xix bajo el nombre de oscar wilde
n-h-ombre tan brillante como desafortunado
encuentro también un sentido de lo terriblermoso recubriendo los asuntos pronunciados con sus palabras
con su elegancia

salomé.dramanenunacto
publicada en 1894 (a mi gusto, su mejor obra de teatro)
presenta a un personaje, ya tan desprestigiado
cargado de símbolos y sueños
inmerso en una contemplación de la hermosura/su reflejo
salomé: ¡qué bonito es ver la luna! es como una flor de plata, fría y casta. sí, como la belleza de una virgen que ha permanecido pura.
entre pajes y guardias
bajo la luna, siempre la luna
salomé escucha la voz firme del profeta
lanzando sus visiones desde una mazmorra
salomé mira de frente la figura del profeta
que ha sido traido ante su presencia

salomé: sus ojos son lo más terrible de todo. ¡son como las cuevas negras donde moran los dragones! son como lagos negros, en los que riela errátil la luna.

ese mirar será la negación-la obsesión-la condena de quien mira sin ser ad-mirada

jochanaan: ¿quién es esta mujer, que me mira? no quiero tener sus ojos sobre mí. ¿por qué me mira así con sus ojos dorados bajo los resplandecientes párpados? no sé quién es ella. no quiero saber quién es. hacedla irse. no quiero hablar con ella.

salomé parece enloquecer ante la visión del profeta
pero sólo ha caído en las contradicciones/absurdos arrebatos
del amor

salomé: ¡jochanaan! ¡estoy enamorada de tu cuerpo! ¡jochanaan! tu cuerpo es blanco como los lirios en un campo no tocado por la hoz. tu cuerpo es blanco como la nieve en las montañas de judea. las rosas en el jardín de la reina de arabia no son tan blancas como tu cuerpo. ni las rosas en el jardín de la reina, ni los pies del alba en las hojas, ni el seno de la luna sobre el mar, nada en el mundo es tan blanco como tu cuerpo. déjame tocarlo, tu cuerpo [...]
salomé: estoy enamorada de tu pelo, jochanaan. tu pelo es como uvas, como racimos de uvas negras en las vides de edom. tu pelo es como los cedros, los grandes cedros del líbano, que brindan sombra a los leones y ladrones. las largas noches negras, cuando la luna se oculta, cuando las estrellas tiemblan, no son tan negras como tu pelo. el silencio del bosque... nada en el mundo es tan negro como tu pelo. déjame tocarlo, tu pelo.

la vehemencia de esta salomé parece agotarse ante el rechazo del profeta
ante la devoción divina que enceguece los ojos de jochanaan
pero ella mira ilimitadamente

salomé: no amo tu pelo. (con gran pasión) anhelo tu boca, jochanaan. anhelo tu boca, jochanaan. tu boca es como una cinta escarlata en una torre de marfil. es como una granada, partida por un cuchillo de plata. las granadas que florecen en los jardines de tiro, más ardientes que rosas, no son tan rojas. las rojas fanfarrias de las trompetas, que anuncian el llegar de los reyes y ante las que tiembla el enemigo, no son tan rojas como tu roja boca. tu boca es más roja que los pies de los hombres que pisan las uvas en el lagar. es más roja que las patas de las palomas que viven en los templos. tu boca es como una rama de coral en el crepúsculo del mar, como la púrpura en las minas de moab, la púrpura de los reyes... (fuera de sí) nada en el mundo es tan rojo como tu boca. déjame besarla, tu boca.


la historia sigue
herodes promete
salomé baila
siete velos ondean frente a otra mirada
ojos de herodes
salomé baila
salomé exige el cumplimiento de una promesa

un gigantesco brazo negro, el brazo del verdugo, se extiende fuera de la cisterna,
sosteniendo en una bandeja de plata la cabeza de jochanaan; salomé la coge.
el cumplimiento de un deseo llega en bandeja de plata
con gotas de sangre color bocañorada
con un cierto olor a venganza
que vuelve a ser pasión irremediable

¡ah! no quisiste dejarme besar tu boca, jochanaan, bien, la besaré ahora! quiero morderla dentro con mis dientes, como se muerde una fruta madura. sí, quiero besarla ahora, tu boca, jochanaan [...] ¿pero por qué no me miras, jochanaan? tus ojos, que eran tan terribles, tan llenos de furia y desprecio, están ahora cerrados. ¿por qué están cerrados? ¡abre tus ojos, levanta tus párpados, jochanaan!¿por qué no me miras? ¿tienes miedo de mí, jochanaan, que no quieres mirarme? y tu boca no dice una palabra, jochanaan, este áspid escarlata que escupía su veneno contra mí. es extraño, ¿no? ¿cómo es que este áspid rojo ya no se mueve? tú hablabas palabras malas contra mí, contra mí, salomé, la hija de herodías, princesa de judea. ¡pues bien! yo vivo aún, pero tú estás muerto, y tu cabeza, tu cabeza me pertenece. puedo hacer con ella lo que yo quiera. puedo arrojarla a los perros y a los pájaros del aire. lo que los perros dejen, los pájaros del aire deben devorarlo... ¡ah! ¡ah! jochanaan, jochanaan, eras hermoso. tu cuerpo era una columna de marfil sobre pies de plata. era un jardín lleno de palomas en el brillo de lirios de plata. nada en elmundo era tan blanco como tu cuerpo. nada en el mundo era tan negro como tu pelo. en todo el mundo nada era tan rojo como tu boca. tu voz era un incensario, y cuando yo te miraba, oía música misteriosa.
el misterio de la luna
reflejo del amor y de la muerte

(salomé está sumida en la visión de la cabeza de jochanaan)
¡oh! ¿por qué no me has mirado, jochanaan? pusiste sobre tus ojos la venda de uno que quería ver a su dios. ¡bien! tú has visto a tu dios, jochanaan, pero a mí, a mí, a mí, nunca me has visto. ¡si me hubieras visto, me habrías amado! tengo sed de tu belleza. tengo hambre de tu cuerpo. ni vino ni manzanas pueden calmar mi deseo... ¿qué debo hacer ahora, jochanaan? ni las corrientes ni las grandes aguas pueden apagar este desear abrasador... ¡oh! ¿por qué no me miraste? si me hubieras mirado, me habrías amado. lo sé bien, me habrías amado. y el misterio del amor es mayor que el misterio de la muerte...
imagen: "salomé" de aubrey beardsley (1872-1898)

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