para B
eugenio barba
la rebeldía es continuar soñando activa y racionalmente, evitando que el sueño se vuelva monumento o añoranza
"Barcos de piedras e islas flotantes"
eugenio barba
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Odin ("furor"): deidad suprema dentro de la mitología nórdica. dios de la guerra y la muerte, la poesía y la magia; de la sabiduría, del conocimiento pasado y futuro, del conocimiento presente; siempre acompañado de dos cuervos: Hugin y Muninn, el pensamiento y la memoria.
Odin ("furor"): deidad suprema dentro de la mitología nórdica. dios de la guerra y la muerte, la poesía y la magia; de la sabiduría, del conocimiento pasado y futuro, del conocimiento presente; siempre acompañado de dos cuervos: Hugin y Muninn, el pensamiento y la memoria.
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El Odin Teatret, fundado por Eugenio Barba en 1964 asume como guía dos emblemas: el del dios Odin y la frase latina inscrita en el blasón de Niels Bohr: contraria sunt complementa.
Aunque los textos y libros escritos por Barba (y que él mismo tiene a bien nombrar "canoas de papel") parten de su larga experiencia como actor y director del Odin Teatret, del constante proceso de búsqueda que este grupo teatral ha elegido como vía y forma de vida, y se encuentran dirigidos a aquellos empecinados que saben del "arte de la autodisciplina" en el ámbito actoral, me resulta inevitable establecer la inmediata relación con el quehacer literario, con ese oficio que es también deber, escritura del silencio, autodisciplina, razón, historia…
El Odin Teatret, fundado por Eugenio Barba en 1964 asume como guía dos emblemas: el del dios Odin y la frase latina inscrita en el blasón de Niels Bohr: contraria sunt complementa.
Aunque los textos y libros escritos por Barba (y que él mismo tiene a bien nombrar "canoas de papel") parten de su larga experiencia como actor y director del Odin Teatret, del constante proceso de búsqueda que este grupo teatral ha elegido como vía y forma de vida, y se encuentran dirigidos a aquellos empecinados que saben del "arte de la autodisciplina" en el ámbito actoral, me resulta inevitable establecer la inmediata relación con el quehacer literario, con ese oficio que es también deber, escritura del silencio, autodisciplina, razón, historia…
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Si la literatura como el teatro es igualmente soledad, oficio y rebeldía, quizás valdría la pena repensarla (por ocio/por juego/por devoción/por necesidad) desde el trono de Odin, entre la sombra cálida de las alas de Hugin y Muninn.
Pensamiento y Memoria como guías, no como límites; como punto de partida hacia una transformación genuina, honesta, disciplinada, posiblemente verdadera.
Barba dice que el teatro puede ser "un barco de piedra para ser admirado junto a otros monumentos. O bien, puede volverse la residencia privilegiada que nutre y protege nuestra sed de libertad".
Tal vez lo mismo podría decirse de la palabra escrita, del oficio de escribir/de escribirse/de escribir desde sí.
A veces, ante los textos que surgen en este aquí y ahora, encuentro una ausencia de sed, un vacío simple y sin sentido, un empleo burdo de las palabras, en fin una indiferencia ante lo indecible y por lo tanto, un ruido atroz emitiendo alaridos incongruentes que no representan más que el afán infundado de “transgredir” los caminos hasta ahora recorridos y de criticar un estado de cosas sin proponer ni transformar nada.
“para ser revolucionarios hay que ser lúcidos y saber utilizar bien las propias armas: los diletantes nunca cambiaron la historia”
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memoria-historia-herencia-tradición
presentez-innovación-rechazo a lo anterior: rebeldía
"la comprensión de la historia puede corromper. hay que conocerla, para saber también cómo rechazar la historia en la que vivimos. rechazarla permaneciendo en vida, sin dejarse destruir y posiblemente, sin destruir"
Encuentro en estas palabras la clave para la transformación: el rechazo puede ser lúcido, articulado, genuino, cuando se logra sin destruir y sin destruirse.
No le neguemos nuestra admiración a la tradición, neguémosle nuestra obediencia: parafraseo a Torres Bodet y recuerdo el “método de la locura” propuesto por Barba y su admirable certeza de saber que siempre habrá jóvenes en el proceso de búsqueda de “un camino que conduzca a una protesta articulada y a una rebeldía abierta, pero disciplinada, contra una sociedad en la cual se sienten extraños”.
No es un rechazo a lo sociedad, es una actividad encaminada a proponer rutas viables a esa sociedad que les es ajena y para la cual ellos mismos se asumen como extranjeros. Para Barba, el actor es el agente de este cambio, para mí, en este espacio, es aquel que se asume públicamente como escritor y cuyo ejercicio literario quizás sea visto por esta sociedad como una locura, pero como una locura con método.
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“el teatro puede convertirse en un sanctuary, un asilo para quien tenga sed de justicia, un refugio de libertad, una cripta de mensajes cifrados para el espectador que lo visita”
Creo lo mismo respecto al oficio de escribir y lo creo cuando al incorporarme a una “canoa de papel” encuentro que su presencia es necesaria porque lo esencial que habita en ella es mudo, cuando advierto una empatía armónica con Hugin y Muninn, cuando la locura y la rebeldía son las que trazan la ruta inasible pero transitable de ese soñar, activa y racionalmente, con palabras.
Mérida, Yuc. abril 2009
Citas tomadas de: Barba, Eugenio. Teatro. Soledad, oficio y rebeldía. México: Escenología, 1998.