viernes, 29 de agosto de 2008

el misterio de la nieve (no. 24)

"cuando la nieve se funde, ¿adónde va su blancura", preguntaba shakespeare. creo que es la pregunta más importante que cabe formularse [...] ahora contemplo la nieve. se derretirá sin dejar rastro, como yo. pero, ahora, comprendo que la nieve es un misterio. no sé nada más acerca de mí.
las catilinarias
amélie nothomb

émile y juliette hazel llegan a habitar, finalmente, la casa de sus sueños.
como dos viejos amantes de la soledad han adquirido una hermosa propiedad en el campo, cercada por un riachuelo, a algunos minutos de un pueblo y con una sola casa vecina.
el efecto paisajista desaparece pronto ante la presencia de palamède bernardin:
el obeso vecino cuya puntual y diaria visita a la casa de los hazel viene a remover las sensaciones más profundas de émile y sobre todo, las preguntasinrespuesta en las que uno nunca quiere pensar

en cada página de las catilinarias me vuelvo a confrontar con las inquietudes tan brillantemente plasmadas en higiene del asesino:
-la extraña fascinación por una perturbadora infancia (física) perpetua
-los nombres extraños de personajes extraños
-la obesidad, en este caso como un gran espacio donde contener un gran vacío
-el silencio aniquilador de los seres existencialmente superiores
-la buena y la mala fe
-el asesinato como expresión máxima de bondad, una bondad que desde luego ni tiene explicación ni busca busca ser admirada
-la misoginia
-la imposición voraz con que nos ubicamos sobre el otro al pretender comprenderlo en su totalidad
-y sobre todo, una violencia brutal en cada diálogo, en cada palabra lanzada porque sí pero con la intencionalidad del desprecio más profundo

hay cosas que se van entrelazando con la cautela de una glicinia profundamente triste. cuando nos damos cuenta, ya estamos envueltos de forma irreversible en sus redes y en su tristeza, sin otra opción que la de lidiar con todo lo que queda dentro, bajo la custodia hermosa y violenta la flor azul.
eso le sucede a émile y a juliette ante la figura imponente del doctor bernardine y de su corpulenta esposa, sus asuntos se van trastocando hasta alcanzar límites de los que nunca se creyeron capaces.

desde luego, el título me rebota en la cabeza con la incomodidad que siempre provoca lo que parece perfecto, pertinente, exacto.
después, llegan las conversaciones entre émile y palamède, surgiendo vehementemente contra mí, reprochándome no saber nada de nada.
las preguntas ahí siguen:

no sabemos nada de nosotros mismos. creemo que nos habituamos a ser nosostros mismos, pero ocurre lo contrario. cuantos más años transcurren, menos sabemos quién es esa persona en cuyo nombre hablamos y actuamos.
pero eso no constituye ningún problema. ¿qué inconveniente hay en el hecho de vivir la existencia de un desconocido? quizá sea mejor así.

nada más qué decir.


las catilinarias. amélie nothomb. circe ediciones. españa. 1995.
imagen: adán y eva. fernando botero

sábado, 23 de agosto de 2008

tocar el tiempo de marte (no. 23)

en el prólogo a las "crónicas marcianas" de ray bradbury, borges apunta:
a principios del siglo xvi, ludovico ariosto imaginó que un paladín descubre en la luna todo lo que se pierde en la tierra, las lágrimas y suspiros de los amantes, el tiempo malgastado en el juego, los proyectos inútiles y los no saciados anhelos


I
(los primeros pasos)
los humanos invaden marte en el lapso que corre de enero de 1999 hasta octubre de 2026:
modestas expediciones aventuran los primeros pasos
luego, oleadas multitudinarias llegarían a ocupar las ruinas del planeta rojo
sus canales secos, sus calles y avenidas milenarias, los sitios entrañables forjados por aquellos para quien el aire enrarecido de marte no tiene nada de extraño
es curioso, marte se parece muchísimo a la tierra
o quizá, a través de un exquisito dominio del arte telepático, los marcianos logran crear esa idea en la imaginación humana
da lo mismo, la ilusión de similitud pierde a los hombres
los lleva a su propia muerte

II
(porque las cosas tienen que ser así: a nuestra imagen y semejanza)
en los años cuarenta bradbury publica una serie de crónicas que dan cuenta de esta invasión
podríamos cambiar el nombre de "marte" por el de cualquier sitio,
la historia seguirá siendo la misma:
un país poderoso/megalómano/con unas ansias incorporativas/expansionistas/ cercanas a la demencia
empeña sus esfuerzos en conquistar al otro
en ejercer dominio sobre su tiempo/espacio
en anular su historia/origen/memoria e inaugurar un nuevo estado de cosas con los nombres que le significan al invasor y que harían olvidar al otro su identidad
...
lo demás se reitera cada día con una puntualidad pertinaz

III
(el terrible reflejo)
por hombre valiente tengo a borges en cuanto a su aborrecimiento de los espejos y la cópula.
yo no los aborrezco
sencillamente aventuro la mirada hacia el espejotro
espero el reflejo y todo lo que tenga que ofrecer.
los hombres que llegan a marte no son muy distintos:
también observan, también esperan,
pero, en nuestra realidad y condición, siempre nos imponemos
tal vez por eso encontramos en la luna nuestras pérdidas
tal vez por eso, aún en el aire rarísimo de marte, el tiempo sabe (tristemente) a humano


IV
(tocar el tiempo de marte)
en agosto de 2002 sucedió un evento peculiar: se le conoce como "encuentro nocturno".
era una hermosa noche marciana.
entonces ya habían latinos en el planeta rojo, precisamente uno de ellos es el protagonista del suceso, tomás gómez y un marciano (dicen que son morenos y tienen los ojos amarillos -los marcianos, no los latinos).
esa noche el tiempo fue otra cosa:

esa noche había en el aire un olor a tiempo [...] la idea era divertida.
¿qué olor tenía el tiempo? el olor del polvo, los relojes, la gente. ¿y qué
sonido tenía el tiempo? un sonido de agua en una cueva y unas voces
que lloraban y una voz muy triste, y unas gotas sucias que caen sobre
tapas de cajas vacías, y un sonido de lluvia. y aún más, ¿a qué se
parecía el tiempo? el tiempo se parecía a la nieve que cae calladamente
en una habitación negra, a una película muda en un viejo cine, a cien
millones de rostros que descienden como globos de año nuevo,
bajando y bajando hacia la nada. así era cómo olía el tiempo, cómo
sonaba y qué parecía [...] esta noche casi se podía tocar el tiempo.
el encuentro fue breve:
al principio no se entendieron, el marciano tuvo que asimilar el idioma inglés desde la cabeza de tomás. superada la barrera lingüística, se dieron cuenta de que también había una barrera temporal: cada uno habitada a millones de años del otro.
de nada sirven los nombres del tiempo si no se comparten/ si no significan nada
de nada sirve que nos señalen las verdades ajenas si el límite de nuestras competencias llega hasta donde nuestra verdad termina
nada importa si no nos sincronizamos para habitar el mismo tiempo
...
tomás y el marciano nunca llegaron a entenderse
"crónicas marcianas", ray bradbury. booket, méxico, 2008

jueves, 7 de agosto de 2008

una obstinada historia (no. 22)

me gusta la gente obstinada
me gusta la gente obstinada cuando cuenta historias
me gusta más cuando las escribe

hace tiempo que escribo porque hay una sola cosa, solamente una, que quiero decir. me gustaría seguir escribiendo, sea como sea, hasta que me canse de repetirla.
este libro es el principio de esta historia obstinada.

así describe Banana Yoshimoto (su "verdadero" nombre es Maoko) su escritura
y no hacen falta más razones
el principio de su historia obstinada se guarda bajo el título de Kitchen
en ella encuentro también ese neutro desencanto de la literatura japonesa que no deja de sorprenderme y que va envolviendo los detalles más sugerentes de una historia sencilla con la suavidad de la tristeza
con lo incomprensible de la soledad

la felicidad es vivir sintiendo, lo menos posible, que el hombre, en realidad, está solo
dice Mikage Sakurai
la joven huérfana desde cuya voz fluyen, como retratos pequeños, la muerte de la abuela, la mudanza a la casa de los Tanabe, las conversaciones con Yuichi y la extraña fascinación que Mikage siente por las cocinas
¿por qué amo tanto las cosas de la cocina? es extraño. las quiero como un anhelo lejano grabado en la memoria de la mente. cuando estoy aquí, todo regresa al punto de partida y hay algo que vuelve a mí.
pero sobre todo
sus intentos por ir construyendo una imagen de la muerte y de la soledad (que ante ella se erigen con una semejanza inexplicable) matizada con los destellos que de pronto surgen entre sus sueños, desde los utensilios de la cocina, en el perfume impregnado de las personas ausentes, en el verdor arrogante de las plantas, en lo que queda cuando parece que todo se ha ido

la habitación estaba tan silenciosa que no se sentía el tiempo que marcaban los segundos. reinaba una atmósfera inmóvil que me hacía sentir culpable de que sólo yo viviera y me moviese. una habitación siempre es así después de que alguien haya muerto.

ni la vida ni la muerte están para ser explicadas
Mikage lo sabe y encuentra en la comida japonesa un sentido exquisito con el cual delinear esa imagen suya tan desvanecida por lo irremediable

así conocí las cosas agradables y ya no pude volver atrás.
quiero seguir sintiendo a toda costa que algún día he de morir.
de otro modo no sentiría que estoy viviendo. por eso, mi vida es así.
citas tomadas de kitchen de banana yoshimoto, tusquets editores, 1994
imagen de ichiro tsuruta