lunes, 25 de febrero de 2008

cantos de la petenera (no.6)







dicen que el agua salada
tiene varias seducciones
la cosa está comprobada
que mantiene a tiburones
y a la sirena encantada

así era mi recuerdo:
una sirena encantada tocando una guitarrita debajo de las palmeras
ahora escucho diversos deseos encarnados en la mítica figura del misterio
alebrijemujerpescado
cantora/enloquecedora
la sirena de la mar
se dice que es muy bonita
yo la quisiera encontrar
y besarle su boquita
pero como es animal
no se puede naditita
finalmente el animal
imposible
deseo tan sublime como el mar
el mar envolventeabsoluto
y a veces ella apenas la pequeña juguetona
gran guardadora de secretos
estando yo recostado
en lo fresco de la arena
oí la voz de un pescado
que le dijo a la sirena
que trabajos he pasado
por amar a esa morena
su cuerpo de sortilegio es también canción
encantamiento y desgracia por la palabra
que no debe nombrarse
-nunca ser escuchada-
ojalá que yo pudiera
cuando menos entonar
como entonanan las sirenas
desde las olas del mar
su voz es la eterna espera
de todo aquello que nos han dicho no debemos mirar de frente
quizás por eso es que compartimos con ella
-con las versiones que cada quien tenga de sus sirenas/sus imposibles-
el fin trágico de la muerte -muerte del deseo-
muerte eterna
y la tristeza en la condena a nuestro propio canto mudo
esclavas de nuestra voz que no se escucha
la sirena se embarcó
en un buque de madera
como el aire le faltó
no pudo salir a tierra
a medio mar se quedó
cantando la petenera
ahí donde nunca llegaremos se encaminan los cantores
aunque saben que no habrán de llegar
embarcados en sus violines plañideros
petenera, petenera,
petenera del horizonte
triste canto y triste lloro, ¡ay mi vida!
como un pájaro en el monte

la sirena la petenera la soledad
en su cortejo silente/ pasa el funeral del día
un canto en la mar se llena/ de tristeza y agonía
se oye la melancolía/ que llevas dentro sirena
se escucha también la pena/ que invade al alma mía

pero a veces se escucha también el otro canto
el del viajesueñodeseo

el del mar y las nubes donde sí se escucha nuestra canción

seis años y un mes anduve
de marinero en el mar
por una razón que tuve
que tú te ibas a embarcar
en una preciosa nube
de las que bajan al mar

*versiones de "la petenera" tomadas del trío chicontepec, el trío xoxocapa, el trío cantores de la huasteca y son candela
*sirena: marc chagall

jueves, 21 de febrero de 2008

el libro lleno (no. 5)


para raúl

a quien vive en silencio,
dedico estas páginas,
silenciosamente

dice como en un susurro Josefina Vicens antes de empezar a llenar de deseos clausurados El libro vacío
deseos que a su vez inauguran las ansias remotas
(de escribir hablar inventar significar) de quien se enfrenta a sus páginas

sin antecedentes ni caminos antes trazados
recuerdo que también me vi en el libro vacío como en el fondo de un vaso sin fondo
donde todo se deforma interminablemente

pero al mismo tiempo quise ser dueña de infinitas cosas

el niño, como el hombre, no posee más que aquello que inventa

firmándolas con mi nombre
muy grande y muy mío
así como el de josé garcía que no llegó a ser nunca ni grande ni propio
quizás porque se empeñó en

no usar la voz íntima, sino el gran rumor

el gran rumor tan vacío como sus páginas diarias
como sus horas de nostalgia (ausenciadolorlejanía)
cuando

en realidad lloraba por los dos más agrios dolores del hombre: el amor y el adiós

sin el consuelo de escribir una sola línea
una palabra
que diga el amor que desdiga el adiós con mis ojos de extraña
un nombre
que aunque sea desde lejos nos identifique con quien se refleja en la página

(a pesar de que el pretexto para escribir
sea escribir el porqué no se escribe)

¿por qué no puede brindarse a cualquiera, en su momento único, la frescura de una palabra, de un abrazo, de una pregunta?

¿porque en más de un sentido estamos condenados también a vivir/estar/morir silenciosamente

y el impulso se me queda dentro, quieto, silencioso, sin atreverse a vivir, que es como morir antes de la hora

a haber vivido siempre antes de tiempo
o demasiado tarde
mucho después de la hora?

miércoles, 20 de febrero de 2008

la vida la muerte los árboles (no. 4)


¡adiós, adiós piedra mía!
ignoraba que las cosas pudieran ocupar tanto lugar en nuestro afecto
(la amortajada)

así se despedía la amortajada de camino al camposanto
se despedía -se despide- de piedras y árboles
sobre todo de los árboles
con sus figuras soberbias sombrías
tristes como un recuerdo

tan sólo con un recuerdo se puede soportar una larga vida de tedio
(la última niebla)

dice María Luisa Bombal en medio de la creciente última niebla
la niebla que en sus historias reverdece y se erige
tan infinitamente como los árboles
recinto eterno del sueño
y del recuerdo

las casas no debieran ser nunca más altas que los árboles
(la amortajada)

del hogar extraño extranjero voraz
y de la muerte
la muerte que como un árbol igualmente crece

ya ves, la muerte es también un acto de vida
(la amortajada)
acto de vida silente
sueño verdadero repetido cada noche
cada tarde perdida en sueños y nieblas de deseo
puede que la verdadera felicidad esté en la convicción de que se ha perdido irremediablemente la felicidad. Entonces empezamos a movernos por la vida sin esperanzas ni miedos, capaces de gozar por fin todos los pequeños goces, que son los más perdurables
(el árbol)

deseo de pequeñeces perdurables
árboles niebla piedras
invadiendo el sitio de nuestros afectos

miércoles, 13 de febrero de 2008

completemento a los retratos del deseo (no.3)

quizás uno de esos retratos sin mi rostro porque

lo que se atesora en ellos no se encuentra en los hombres vivos

dice Nava Semel en Una mujer de El Fayyum (cuento que encontré ayer por casualidad/sintaxis metafísica en Once escritoras israelíes)
se encuentra -no sé- en estar volviendo todo el tiempo hacia la muerte
como aquel hombre -el de Semel- que insistía en encontrar/se con la mirada de una mujer
parecida a las de estas imágenes
con los ojos de vida verdadera
o muerte verdadera
confrontando su retrato funerario con la muerte misma de las cosas
el destino de los objetos inanimados es malo, tendrán una segunda muerte
asegura Semel
(segunda muerte ¿dispuesta para insistir en reciclar nuestros deseos puestos en ellos?)
los retratos son mitad objeto inanimado mitad sujeto retratado
son el alebrije vivo de quien se aproxima a la muerte
también esto es una línea de tiempo tenue que se dibuja y se rompe
esto equivale a un retrato
a la niñez trasladada al recuerdo de un otro
niñez lanzada hacia otro cuerpo con memoria
por eso el hombre que busca sin sosiego a la mujer de El Fayyum busca a una mujer muerta

no es una mujer defectuosa, a no ser que supongas que también en la eternidad existe defecto

la memoria milenaria que susurra desde la mirada de los hombres y mujeres de El Fayyum

tal vez, en otro lugar, incluso los muertos se perdonan unos a otros
nos perdona el olvido
y el polvo sobre los rostros
tal vez también Semel creyó caer en esos ojos
a lo mejor en las caras que se mueven aparecerá mi retrato fayyumí. No pido la caridad de las criaturas. Sea, sé que no volveré a ser como antes. Pero quizá hallaré cierta dulzura en los hombres, aunque no sea más que una pequeña dulzura [...]

martes, 12 de febrero de 2008

gran burbuja por Carballido

Rock del triste
Puede el hombre volver mano violenta
contra su propio bien, y este recinto
verá que sin provecho se arrepienta.

Como aquel que desprecia un mundo hermoso,
juega despilfarrando facultades,
llora cuando debiera estar gozoso.
(Infierno, Canto XI, en Algunos cantos del infierno)

aquí también se llueve su muerte, mientras seguramente él se divierte en otro sitio
jugando

no entiendo como hay gente que vive sin escribir
a mí me divierte mucho
no imagino otra forma de vivir que no sea escribiendo

dijo un día (debió ser una mañana de enero del año pasado, en Mérida) entre palabras y risas breves detrás de su mirada de niño mentiroso
de niño con memoria

Liuba: Nostalgia. Nostalgia. Nostalgia. Qué hermoso tener nostalgia de lugares, tener aún nostalgia de alguna calle, de algún paisaje. Yo la tengo de mí, de algunas caras que fueron mías, muy anteriores a ésta, y no sé dónde quedaron. De cosas que no ocurrieron.
(Acapulco, los lunes)

hace un par de años tuve también la impresión de ser testigo-dueñalejana de un espectáculo así -de nostalgia-
mi memoria me susurra que ahí estaban Rulo y Lula y Jorge
todos niños
aprendí entonces a soportar un poco más los lunes de cada sitio y cada día
los lunes de cada siglo y de cada hora
como una cometa

El hombre: Hay gente que ve nacer los siglos y gente que los ve acabar. Yo nací con el siglo recién empezado y no lo veré acabar. Es como los cometas: hay gente que nace entre dos cometas y nunca puede ver uno.
Ana: Yo vi un cometa enorme, que cubría medio cielo... Me acuerdo tan claramente...
El hombre: También hay gente que nace entre dos épocas y ven al mundo enfermarse y languidecer. Les toca ver el fin de todo sin que nada principie. Eso es muy triste.
Ana: Bueno, no sé muy bien de cuándo a cuándo va una época.
El hombre: Nunca se sabe. Se averigua después, mucho después. Y entonces la época se cuenta desde la muerte de alguien, desde que algo se dijo, desde que apareció algún libro [...]
(El día que se soltaron los leones)

qué nombre tendrán todas las cosas encontradas bajo la lluvia de hoy

Sergio: El dinero no es una cosa concreta, no es el papel o la moneda que tienes entre los dedos. El dinero es una convención, un símbolo para tener cosas, objetos, deseos realizados. Si acumulas dinero, en realidad estás acumulando deseos, como tu papá. Y el tiempo pasa, los deseos se marchitan, se vuelven feos, inoportunos, ¿entiendes?
(Felicidad)

quizás de ahí la necesidad de reciclarlos tomando el vacío-burbuja-gran paréntesis para jugar el juego de la nostalgia y la memoria
la obra de teatro y la escenita en la que cada quien se pierde o permanece
Myra: Nunca había estado en un cementerio junto al mar.
Alvin: Yo nunca había estado en un cementerio, period. Es extraña idea si lo piensas, ¿no? Una tierra que sirve para poner muertos acostados uno junto a otro...
Myra: es mejor que nos quemen. Cenizas... y al mar [...]
(Acalpuco, los lunes)

el mar que también existe en el eco de la lluvia y en la huella de cada paso hacia el reciclaje de los deseos locos
Voces:
-atrás de cada paso hay una esquina.
-cada paso es un rumbo.
[...]
-la libertad es un gesto loco.
-la elección es un gesto loco.
-la libertad toma la forma del gesto con que la escogemos.
[...]
-y también hay la gracia.
-el circo gratis.
-el día y la noche.
-las olas.
-los rayos.
-el día de fiesta.
-el arco iris y el eco.
-la vida diaria.
(Yo también hablo de la rosa)
yo también hablo y lluevo de Carballido

domingo, 10 de febrero de 2008

retratos del deseo (no.3)




-¿o es al revés: caer en esos ojos
es volver a la vida verdadera?,
piedra de sol
Octavio Paz


la vida verdadera

vida inmortal de la que hablaba Malraux respecto de aquellos retratos
de aquellos ojos que hacen caer y caer como en un desierto palpitante

en los ojos de los retratos de El Fayum resplandece la llama de la vida inmortal

desierto vital el de la muerte egipcia que se hacía retratar y envolver en su propia imagen para re-conocerse
volver a conocer el rostro
identificarse por la mirada
para reencarnar con el carácter divino a través de la figura de Osiris sin desvincularse del mundo de quienes se dicen vivos
un retrato-lazo que une y mantiene el deseo vivo de quienes mueren y continúan en el círculo sin fin
mi retrato no sería mi rostro
mucho menos mi mirada
sería una cima de nada al borde de un camino
una luz impaciente envuelta en un puño
quizás uno de esos retratos sin mi rostro




martes, 5 de febrero de 2008

deseo del buque reciclado (no. 2)


La decrepitud de un barco es el espectáculo más monstruoso que pueda darse


imagino también las otras decrepitudes: la de los siglos la del cuerpo la de las cosas

la de las cosas me perturba más que nada, sobre todo cuando es el reflejo de lo que han dejado de mirar a fuerza de estar irremediablemente adheridas a un alguien y ese reflejo es el del alguien

recuerdo burbujas negras brotando de las paredes blancas de un cuarto sencillo, la pintura caía cada día con la tristeza del precipio

pero sólo llegaba al suelo

no recuerdo ningún buque -nunca he estado en un buque nunca he sido un buque- pero sí recuerdo las burbujas negras el óxido de tantas cosas innombrables la piel de polvo sobre los juguetes rotos muñecas tuertas

la decrepitud en todo lo que ha dejado de mirar también es un espectáculo monstruoso cuando esa ceguera nos pertenece -aun en las cosas mínimas-

la consigna es alejarse de los muelles para no quedar varados

pienso en reciclar los objetos con nuevas miradas pero no sé muy bien cómo

el buque sí lo supo y entonces cuenta que encontró

otro mundo más noble, infinitamente más bello, salió a mi encuentro. Un mundo húmedo, susurrante y pleno. Un mundo de fosforescencias extrañas, de monstruos casi divinos, de sombras gráciles que se deslizan sin ningún ruido, de mujeres azules y hombres con escamas rojas, de copas cargadas de sal. Un mundo de floraciones perpetuas; de miradas inalterables; de paz y regocijo continuos. Cuando caí al fondo escuché el canto triunfal de todos los buques muertos. Y me eché a dormir así, un poco fatigado, otro poco orgulloso, pensando con angustia en esos muelles infames donde los barcos decrépitos se retuercen vencidos, cobardes, enfermos…



viernes, 1 de febrero de 2008

cierre del primer deseo reciclado (Hokusai)


En Estampa y paisaje, último de los nueve textos que conforman Ensayos japoneses, Manuel Maples Arce dice en torno a la obra de Hokusai que

acaso ningún artista japonés haya expresado con tan intensa emoción y con tanta amplitud el carácter y la atmósfera de un paisaje en el que perduran las huellas de una formidable convulsión,

(la belleza será convulsiva o no será, recuerda Bretón)


con sus montañas, cañadas, corrientes de agua y rocas en cuyos flancos enraízan pujantes pinares. Las fuerzas elementales hacen sentir su potencia exaltada e imprimen a la obra del pintor una transmutación vital . Uno siente al contemplar estas estampas maestras una poderosa impresión [...]

para quienes miran las cosas tal y como son, las palabras y las imágenes que exudan vitalidad son las que tienden hilos hacia algo más: nos llaman o nos toman para despertar del paréntesis y abrirnos paso a la nueva oportunidad

escribir (para Cixous para Maples Arce)

para quién...